Hasta
la siguiente batalla
Ni en
el más absoluto de mis escepticismos puede ahora mismo imaginarme a
ninguna persona de origen saharaui que no tenga el alma llena de
júbilo y victoria. Y es que 45 años de exilio, hambre y abandono
son demasiados años como para no haber perdido la fe en la justicia.
Mucho más en la justicia “universal”.
Han
pasado 45 años desde aquella guerra, aquel genocidio, aquel exilio y
esta hambruna. Y es que es paradójico que uno de los pueblos con los
bancos pesqueros más ricos del continente africano, con la mina de
fosfato a cielo abierto más grande del mundo, y siendo uno de los
territorios menos densamente poblados de la región, esté en una
esquina del mundo viviendo de prestado y comiendo las sobras de
occidente.
Cabe
preguntarse el cómo se ha llegado a esta situación para entender
porqué hoy es un gran día para el pueblo saharaui. Obviare, por
supuesto, nuestra historia reciente y aquello de que España nos
vendió a oscuras, marruecos nos invadió a plena luz del día, y que
todos y cada uno de los organismos internacionales silban
disimuladamente, tornando los ojos hacia otro lado, cada vez que
desaparece un activista saharaui en territorios ocupados por a manos
de la maquinaria militar del sátrapa marroquí, Mohamed VI.
La
respuesta es muy sencilla: por la complicidad de la comunidad
internacional. Sin la complicidad de EE. UU. la “venta” del
Sáhara Occidental a Marruecos y Mauritania jamás se hubiera
materializado. Sin la complicidad de los sucesivos gobiernos de
España, la invasión marroquí del territorio saharaui nunca se
hubiera cronificado. Sin la complicidad de las autoridades europeas,
Mohamed VI y su séquito de cortesanos del Majzén no se habrían
enriquecido obscenamente expoliando a manos llenas las riquezas del
pueblo saharaui. Sin la complicidad de estas últimas, el Sáhara
Occidental se hubiera convertido en una carga, más que en un
lucrativo negocio, para Mohamed VI. Negocio “legalizado” por
medio de la firma de sucesivos tratados internacionales con Unión
Europea.
Respecto
a esta última cuestión, el tribunal General de la Unión Europea,
uno de los dos órganos del Tribunal de Justicia de la Unión (la
institución encargada de la correcta interpretación de la
legislación europea en todo el territorio comunitario) se pronunció
el paso jueves 30 de septiembre para dejar bien claro un par de
asuntos.
El
primero es que el Frente Polisario (Frente de Liberación de Saguía
el Hamra y Río de Oro) es, según la propia legislación europea, el
legítimo representante del pueblo saharaui ante cualquier órgano
internacional. Y no se queda ahí la sentencia. Dice, textualmente,
“El Tribunal General concluye por tanto a partir de ahí que el
Frente Polisario es una persona jurídica en el sentido del artículo
263 TFUE, párrafo cuarto…”. Es decir, el Frente Polisario tiene
plena facultad para negociar en nombre de todo el pueblo saharaui
cualquier asunto que le concierne a éste.
La
segunda se deduce poéticamente de la primera. El Tribunal General
dice que, si la Unión desea establecer un acuerdo con una tercera
parte, deberá contar con el beneplácito de ésta. Lógico, ¿no?
Pues era tan lógico en su momento que para burlarlo la Unión
Europea montó un espectáculo circense lamentable preguntando a un
puñado de colonos marroquíes que actualmente ocupan varias ciudades
saharauis que qué les parecía el acuerdo pequero planteado entre la
Unión y Marruecos. Acuerdo en el que, por supuesto, tuvo a bien
incluir territorio marítimo saharaui. Estos, en tromba, le
respondieron que “qué maravilla, ¿no?”. Acto seguido, la
comisión enviada por la Unión a consultar a la “tercera parte”
redactó un panfleto propagandístico en el que plasmó el deseo del
“pueblo saharaui”, y así consiguió disfrazar lo que claramente
era expolio, si no directamente contrabando, de una aparente
legalidad.
Recapitulemos.
El Sáhara Occidental tiene bancos pesqueros riquísimos, pero le
arrebataron la posibilidad de autogobernarse. Europa tiene una flota
pesquera enorme, pero aguas pobres en peces a las que se aplican
cuotas de pesque (por aquello del medio ambiente y tal). Marruecos
tiene… bueno, Marruecos tiene un patio trasero en el que no aplica
ni el Derecho Internacional ni mucho menos la Carta de los Derechos
Humanos, en el que puede hacer lo que quiera mientras le permita a
Europa expoliar el pescado saharaui.
Bueno,
pues esta sentencia dice “basta a todo eso”. Y aunque sea un
“basta” a dicho hacia el cuello de la camisa, sienta un
precedente. Y aunque a él quepa recurso, nos tendrán en frente. Y
sí. Los saharauis ya conocemos a una parte y a la otra. Conocemos
sus prácticas alegales, si no ilegales. Conocemos sus abogados
caros. Conocemos su manipulación mediática. Conocemos sus trampas,
sus mentiras y sus subterfugios. Conocemos sus vacíos legales y sus
violaciones descaradas de la legalidad. Conocemos su violencia
verbal, física y psicológica. Y estamos preparados para todo eso.
Porque,
como en cualquier guerra, el general celebra con sus soldados cada
batalla, por aquello de mantener su ánimo por las nubes, pero lo
hace solo con un ojo, porque el otro lo tiene puesto en la siguiente
batalla.
ACSA